lunes, 29 de noviembre de 2010

The smell of burning ants

Jay Rosenblatt, 1994

Establecidos los roles de género, pasamos a un autorretrato de un hombre, donde se explora el cruel exterior que enfrenta al crecer y un sensible interior. Impuesto desde el principio, el rechazo a cualquier actitud "perteneciente" a una mujer, colocada pues, la máscara del hombre fuerte que mata a las hormigas por gusto y que pelea con otros hombres para mostrar poder y ocultar cualquier miedo.
La idea de ganarse el poder y superioridad se desarrolla en los juegos de la infancia, el gérmen se desarrolla practicado en otros niños avergonzados y humillados.



En la crueldad con los animales, se impone la superioridad del hombre o al menos eso es lo que se trata de mostrar y en la crueldad con los demás niños, donde Rosenblatt participa y observa, de donde no puede escapar.

La figura del padre al que debe temerse aparece también, conforme pasan los años la figura de autoridad ha ido perdiendo poder. Aquí no.

Al final una imagen de una violación, de un abuso  que parece también un símbolo de superioridad, de imposición sobre la mujer, Rosenblatt lo puso casi al final quizás como una concecuenta  o quizás el mismo se ha sentido abusado, maltratado y corrompido por la imposición de una imagen, simplemente un rol.

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