domingo, 28 de noviembre de 2010

Los espigadores y la espigadora

Agnès Varda, 2002

“recógelo todo para no desperdiciar”
El documental en si mismo esta formado por el espigueo de imágenes, pensamientos, personas, vidas y memorias. El ejemplo puede ser la toma en que dejó encendida la cámara sin darse cuenta, una toma que nosotros desecharíamos, ella la recoge.

Varda recoge la vida de los espigadores urbanos, lo que nos lleva a este personaje interesante, un biólogo que ha decidido vivir de otra forma, recoge verduras, pan  y algunas veces queso. Dice ganar demasiado poco vendiendo periódicos de la calle y da clases para aprender a leer y a escribir voluntariamente. Es mal visto al que recoge las sobras del suelo, sin embargo Agnès nos enseña a esta persona de cerca, nunca nos habíamos detenido a mirarla, para nuestra sociedad, es un elemento más que arroja la pobreza. Varda le devuelve la humanidad y lo convierte en un ser irreductible, no uno más de nosotros.

También hay quien recoge por cuestiones éticas. “La gente no se da cuenta de que no podemos seguir despilfarrando de esta forma. Hay que reciclar para respetar al medio ambiente. Yo me dedicó a buscar lo que está nuevo y todavía puede ofrecer servicio”. El la ley está poder recoger lo que se desperdicia, sin embargo no siempre se puede, por ejemplo aquí. En los centros comerciales se saca el sobrante y se lleva directo a la basura, por nadie pasa y nadie lo aprovecha. Mi pregunta es: ¿qué pierde al regalarlo?. Es absurdo, ¿qué es lo que se guarda al desperdiciarla? ¿la imagen?.
Varda comienza con una palabra del diccionario, después hace que las personas en el mundo real le den vida a esa palabra, para enseñarnos una vez más las fallas del sistema completo, que supone trabajar por los ciudadanos pero que permite que unos se mueran de hambre mientras que otros desperdician. Al ver esto, nos cuestionamos como estudiantes de cine, ¿qué temas estamos tratando? ¿somos también los que desperdician, los que marginan, los que estamos encasillados en un discurso que no es propio e ignoramos a los que están siendo afectados por el despilfarro de la sociedad?

Esos rostros de los espigadores, no están avergonzados de lo que hacen, incluso su discurso es más lógico que cualquiera que pueda dar uno que desperdicia o uno que le tenga sin cuidado.



Agnès también recoge imágenes de si misma y hace una reflexión sobre el tiempo con un reloj sin manecillas que recoge en los desperdicios, detener el tiempo, esta envejeciendo y se tiene que enfrentar a ello, el espigueo también es un pretexto para reflexionar sobre si misma. Que sutil es el paso de un tema a otro, y con que belleza lo presenta.


El documental es también un retrato social de Francia, anclada por la película con referencias que pertenecen a la tradición y a la historia, y todo el viaje lo recorremos dentro de Varda al escuchar lo que piensa, lo que reflexiona, lo que opina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario