viernes, 29 de octubre de 2010

La pirámide humana

de  Jean Rouch (1958)


Comienza el film, y Jean Rouche nos dice que la película que vamos a presenciar es una experiencia que él ha provocado en un grupo de jóvenes negros y blancos. Un experimento antropológico. En Abidján, capital económica de Costa de Marfil, Rouch trata el tema real de las relaciones entre africanos y europeos.
La estrategia consiste en asignarles roles: la rascista, la trituradora de relaciones, etc. En lugar de planear una imporvisación drámatica antes de filmar, Rouch les da la libertad de generar diálogos a partir de unas premisas dadas. Buscaba la espontaneidad filmando sin previos arreglos.

Los roles funcionan como excusas, como detonantes que generan encuentro o momentos que se encontraban ocultos o que conforman a la persona y que salen a la luz.
Las personas traemos una máscara con la que andamos en la sociedad.
 Por ejemplo, el hecho de exigir a las personas en Estados Unidos llamar a los negros, afroamericanos, resulta una máscara gestual que vela el racismo detrás de la sociedad. La realidad no se manifiesta en un primer término, por ello, Jean Rouch crea los escearios para generar conflictos o crisis que reflejan el interior de una persona. Al comienzo puede suceder que, frente a una cámara intenten ser mejores personas de lo que son realmente, después, Rouch consigue que la gente se muestre como es.




 

 Sin embargo Jean Rouch va mas allá del tema del rascismo y habla del amor.  Nadine, como imagen del amor o de la necesidad de amor, trasciende la discusión racial a la discusión universal.

Al filmar, sostenía Rouch, “debe permitirse que la realidad hable por sí misma y se “revele”. El “cine directo” se construye entonces sobre la base de la participación e incluso de la provocación: de otra manera la “realidad” filmada permanence oculta, disimulada y sin expresar su autenticidad.”  Pone los elementos catárticos y espera a que las situaciones se den por sí solas. ¿Qué situaciones se dan? 

El primer acercamiento es torpe y dudoso. Se está acostumbrado a ver al otro, al afroamericano, como un desconocido y viceversa.





Jean Rouche  utilizó ampliamente la ficción para comunicar sus registros antropológicos.
Lo importante para Jean Rouche era el proceso, más que el resultado. El proceso y el logro del acercamiento entre dos grupos diferentes que culmina en una amistad, haciendo un paralelismo entre ficción y la realidad misma, que va mas allá de los juicios raciales.
 

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