domingo, 31 de octubre de 2010

Human remains

de  Jay Rosenblatt (1998)

 Comienza con un hombre tomando a una niña en sus brazos, podría ser una película familiar, una película antigua. El hombre voltea, una imagen del terror, no hay persona que no lo reconozca y que no le atribuya una cualidad maléfica, destructiva.  Pero ¿qué hace ese hombre con una niña?. No los imaginamos nadando o pescando. “La idea vino de una imagen de Hitler comiendo que me pareció muy perturbadora porque nunca había pensado en él como un ser humano, que hiciese algo tan mundano como comer”

 Entonces sabemos de que va, la banalización de la maldad y el poder. Donde voces, parecidas a la de los dictadores, nos hablan de ellos mismos. Incluso confunde al espectador, haciéndole creer que es el mismo dictador el que habla, hasta que habla de su muerte. Se mencionan gustos, preferencias, defectos de cualquier ser humano, sin mencionar nunca, la importancia histórica de estos personajes.
Los dictadores son: Adolf Hitler, Benito Mussolini, Joseph Stalin, Francisco Franco and Mao Tse Tung, detalles mundanos, íntimos, todo investigado y tomado de material de archivo, y cada uno de ellos unido mediante una imagen de una pala cavando una tumba.

Los dictadores no eran monstruos, ni venían de otro planeta, eran humanos, como nosotros. Lo que me recuerda a Resnais y su advertencia de estar alertas, entre nosotros están las personas que van a volver a generar el trauma, y debemos de estar alertas.



“Ése es el horror, que se trate de humanos: este hecho tiene más impacto que presentarlos como monstruos que hacían lo que hicieron”

Hitler era hipocondríaco, sentía mucha lástima y compasión por sí mismo; Stalin era un alcohólico; Mao era adicto al sexo; Franco era un gran hipócrita y le vemos cazando, navegando un yate y diciendo que no tenía tiempo mientras la gente sufría; Mussolini era un narcisista. Dos aspecto irreconocibles del YO, por un lado el genocida, asesino, por otro lado lo secreto, la vida privada, la vida cotidiana. Uno aspecto se separa siempre del otro ¿por qué?

Claro,  darles la cualidad de monstruos resulta sencillo porque se libera uno de la culpa, o mas bien impide pensar en la posibilidad de que todos podemos ser unos asesinos en potencia.



Fuente: www.cccb.org/rcs.../Vides_reinterpretades._Jay_Rosenblatt_25_CAST_bn.pdf

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