sábado, 11 de septiembre de 2010

Glas y Zoo

de Bert Haanstra
Zoo, 1961
Recuerdo mi última visita al zoológico, una orangután estaba molesta porque la observábamos, unos niños pegaban su cara al cristal y con un arranque frenético ella, golpeo el vidrio y todos brincaron hacia atrás. Pero el documental “zoo” me da la impresión mas bien de que animales y personas son puestas al mismo nivel y observadas. Como público en el zoológico nos reímos de lo que hacen los animales, de cómo comen, de cómo se duermen o conviven. Como publico en el cine viendo este documental nos reímos de las personas y  los animales. Nos reímos de cómo las señoras tejen en el zoológico, de cómo bostezan, de cómo comen, de cómo observan mientras nosotros los observamos a ellos.  Talvez en esa exhibición pueda ser comparable el cine con el zoológico.


Haastra alterna las acciones de los animales con las de las personas,  mezclándolos y eliminando sus diferencias.


 La fusión que hace entre música e imagen es digna de ser recordada, una es complemento de la otra tanto en Zoo como en Glas.

Glas, 1958
Hay claramente una analogía entre la banda de Jazz y el oficio de soplar vidrio.
Haanstra utiliza la música poniéndola, al mismo nivel de importancia que la imagen. La música es por mucho la forma más poderosa que los hombres han descubierto para dotar el tiempo de estructura.

La crítica que hace el directo al poner el momento en que la máquina falla, es que siempre es necesaria la mano del hombre para lograr el funcionamiento.

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