sábado, 11 de septiembre de 2010

El chico ciego

de Johan Van der Keuken, 1964
El principio es realmente interesante, la voz en off es de niños ciegos que nos hablan de sus experiencias, mientras suceden imágenes sin sonido, que al parecer no tienen nada que ver con lo que nos dicen los niños. Al privarnos del sonido de las imágenes entramos en igualdad de condiciones.  Con la nueva limitación que nos ha impuesto el director nos introduce a una nueva forma de vivir, distinta.
Con este documental Van Der Keuken me introdujo a un mundo totalmente desconocido para mi. 
La forma de apropiarse de este mundo es sintiéndolo, con las manos y con todo el cuerpo, y nuestro cuerpo es tan adaptable que potencializa nuestros demás sentidos. Así que ellos tienen algo que nosotros, que le damos tanta importancia a la mirada, no podemos tener.
Siento que Van Der Keuken  estaba realmente impresionado, y quería enseñarnos su impresión y decirnos que no debemos subestimar lo que no conocemos. Que podremos subestimarlos cuando corramos sin vista unos cuantos metros pero que mientras observemos muy de cerca y aprendamos. Su forma de aprendizaje, su forma de relacionarse a través de texturas, olores, sensaciones, imágenes mentales etc.



Estas imágenes me dejan impresionada y me las llevo por siempre. Van Der Keuken nos dice que en ningún momento son menos y con la posición de la cámara lo reafirma, ya que siempre está en el mismo plano que los personajes, no superiormente. Nosotros pensamos que hay ciertas actividades que sólo los que tenemos los cinco sentidos las podemos realizar, que los demás estan privados. Y no es así.

Van Der Keuken usa el sonido y la música también como un elemento creativo. Al momento en que nos muestra a una mujer ciega, al parecer, aprendiendo a caminar por la calle sola (que no es tarea fácil) en paralelo escuchamos el teclado de alguien que aprende también. Y en cuanto se va a perfeccionando una acción, se va perfeccionando la otra, al parejo.

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